27/10/16

CUERDA FLOJA




LOS CONTRARIOS, EL EQUILIBRIO Y LA CUERDA FLOJA

Ya en la antigua Grecia se consideraba el equilibrio y los contrarios. Hasta los dioses los había de una cosa y de su contraria.
Nos ha sido relatado que, en la sementera del conocimiento occidental, algunos filósofos consideraron la virtud como algo que estaba en el termino medio y ésto ha llevado (y lleva) a variados errores de interpretación. Por eso, yo - barbechada esa sementera - infiero que tal capacidad viene a situarse en el fulcro de la palanca que puede conseguir la estabilidad entre una potencia (la de las competencias humanas) y la resistencia (la de los problemas con que se  encuentra el operar). Un equilibrio con una evidente demostración física. 
Y es que contrarios y equilibrios constituyen una irrenunciable pareja para el buen conducirse en la existencia.

El suprasistema nervioso, al menos en el genero homo, tiene la posibilidad de unas cosas y de sus contrarias. Y esta habilidad, que se tiene en el momento mismo de la concepción, preexiste antes incluso de que los gametos se encuentren. Es una potencialidad estructuro - funcional que heredamos y que viene de lejos.
Además, a pesar de nacer con contrarios —ya patentes, ya potenciales— también heredamos un potencial equilibrio racional que, al derivarse de una neurogénesis y neuroplastia adecuadas en su circulo continuo de acción y desarrollo, hay que cultivar.

Luego, los contrarios los tenemos y el equilibrio —llámese virtud o la mejor adecuación medioambiental— hay que buscarlo en nuestro operar, viviendo con el saber que puede proporcionarnos el conocer.

Esto, equilibrar los contrarios, es algo que puede ser fácil o difícil según el material genético y circunstancial del que dispongamos. Pero la mayor dificultad de este duro promediarse está en lo que los equilibristas llaman "la cuerda floja". Se refiere ese estado de la soga a una transitoriedad preconstituyente de la futura barra del equilibrio que, mientras no obtiene una suficiente tensión entre sus extremos, exige al acróbata la obligatoriedad de una especial cautela. Después, esta maroma laxa se convertirá en un soporte que si bien tendrá una solidez extra no estará exento de unas opciones para el balanceo acomodaticio.


Aulo Pila







21/10/16

OBSOLESCENCIA DEL LENGUAJE




HACIA EL CONOCIMIENTO POR UNOS MODOS MAS CONVENIENTES


La lengua oral y escrita, la nuestra y la de otros, que tan gran ayuda supusiera en un pasado y está implicando aún; con la que pudimos salir de la exclusiva animalidad hasta transformarnos en animales lógicos; la que hizo y esta haciendo aun deleite de escuchadores y leedores cuando lo que se dice y escribe es amable y bello; la que nos ha servido para transmitir el conocimiento y algunos saberes a los Otros; esas lenguas, que nos parecen indispensables, están resultando ser una rémora para el futuro del conocer y del saber.

Conocer, conlleva tiempo. Saber requiere más todavía. Y el saber del que se dice que no ocupa lugar, no ocupará lugar —que si lo ocupa—, pero tiempo, lo que se dice tiempo, si que ocupa y mucho. Y más en la medida que, si bien no precisa de mucho conocer, si está cimentado sobre el conocimiento y éste, cada segundo que pasa, es aritméticamente creciente —en sus posibilidades—. Así, me huelo e infiero que, en un futuro no muy lejano para la humanidad, el saber tiene que cambiar sus andamios ya que conocer se hace demasiado añoso (y de años no estamos sobrados).

Así es que, mi propuesta pasa por reclamar a la tecnociencia una especial ayuda en este tema. Precisamos conocer rápido y sin esfuerzo la gran mayoría del conocimiento acumulado por la especie. Sin esfuerzo, porque el trabajo es dolor —ese pesar que los humanos queremos combatir por ser una carga no deseada de la humanidad—. Y rápido, porque el tiempo juega a favor de otras dos características que los homo pretendemos posthumanizar: el envejecimiento y la mortalidad.
Así que, rápido , una cosita rápida, que el tiempo es oro, la vida es corta, el conocimiento es mucho y el saber se hace esperar


Aulo Pila





CONSEJO



DE COMO NADIE ESCARMIENTA EN CABEZA AJENA


Consejo es la opinión o parecer que se da, y que se puede tomar o no, para hacer o evitar una determinada cosa. Pero la opinión ofrece poco rigor cuando se entrega y ello podría justificar el hecho de que las recomendaciones basadas en los pareceres no sean frecuentemente secundadas. Así, solemos decir que nadie escarmienta en cabeza ajena.

Lo mas curioso, para mi, de este asunto no es que la gran mayoría de los aconsejados no hagan uso de los consejos, sino que en éstos —en los asesoramientos— se vierte, las mas de las veces, saber. Y es el saber algo que se confunde con las opiniones y que se pierde en los consejos.

Para saber se requiere conocer y, lo mas importante, se requiere la maduración de ese conocimiento en forma de una experiencia sosegada en su evolución existencial. Los suprasistemas neuronales inmaduros conocen, pero solo a través del paso del tiempo y de la observación prudente de ese conocer obtienen saber. Así, los suprasistemas neurales maduros saben cuando el conocimiento ha sufrido un proceso de cernimiento --la mayoría de las veces tras cometer errores-- para lo mas adecuado.

Cierto es que la madurez del suprasistema nervioso no obedece solo a su vejez, necesitando de otros factores asociados, pero si requiere las mas de las veces de una senectud no decadente. Y de la misma manera, aunque hay saberes que se obtienen en una rápida evolución existencial de este supersistema —en los rápidamente madurados— en realidad no suelen corresponderse con el novel.

Aulo Pila








17/10/16

NEUROCONTROL. REFLEXIÓN II.




LA CONCIENCIA ALERTA DE AFERENCIAS Y DE EFERENCIAS

Hasta hace poco solo había buscado la aclaración de conceptos, inadecuadamente transmitidos por otros, que yo ponía en duda. Pero ahora, aferento y eferento, desde una alerta expandida con la máxima posibilidad, los procesos neuronales que puedan resultar mas útiles por adecuados.

Puedo estar receptivo —recibir aferencias— con solo vivir consciente sin la más mínima alerta volitiva. Pero, para aferentar con voluntad he de disponer de esa mínima vigilancia, al menos; para unos mayores grados de alerta requiero una mayor voluntad y un mayor esfuerzo.
Igualmente para eferentar para ser emisivo me hace falta estar consciente, también con una alerta volitiva —pero no tan mínima. 
En ambos estados preciso un control voluntario fuerte para no ser inadecuadamente receptivo/emisivo hasta el cansancio sin obtener algo de eficiencia.

La conciencia alerta para poder llevar a cabo una existencia de aferencias y eferencias adecuadas en mi ser es la conciencia alerta que llamo neurocontrol. Y es mi neurocontrol una herramienta física —biológica genética y epigenetica— plasmada en la mejor neurogenesis/neuroplastia posible que me puede llevar a la mixtura equilibrada del confort homeostático/homeorrésico de mi organismo, como el ser vivo animal humano que soy.

Es un neurocontrol con el que —como todo ,una vez mas— nací y desarrollo. Nací con un esbozo de suprasistema neuronal que voy completando en el vivir, para mejor vivir. Un neurocontrol que voy conformando con los retoques que mis circunstancias existenciales van revisando.

Es pues, una labor —propia, voluntaria y azarosa a la vez— por mi estar en el mundo. Es el resultado de mi adecuada relación homeostática/homeorrésica medioambiental.    


Aulo Pila







FICCIÓN

LA REALIDAD O LA VERDAD FINGIDA

Solemos oír que la ficción supera siempre la realidad y, lo contrario, que la realidad supera la ficción. Y yo observo que la ficción altera la realidad y que la realidad está fingida siempre por los Otros —casi siempre intencionalmente— y muchas veces por nosotros mismos —unas veces aposta y otras involuntariamente— . Me explico.

Es ficción lo inventado, lo fingido. Y es por tanto ficción todo aquello que se sitúa entre la percepción (los sentidos) y el estímulo. Cuando lo ficticio viene del Otro la base está en la alteración de los componentes del estímulo. Cuando lo ficticio viene de nosotros mismos esa base se traslada a la alteración del aparato perceptivo de nuestro suprasistema nervioso, bien en sus elementos más fronterizos al estímulo o bien en la integración de dichos estímulos en otros centros de la percepción más avanzados.

Lo anterior me obliga a especular que la llamada realidad —la verdado no existe o debemos considerarla como una realidad o verdad fingida, con los márgenes de variación que puede ofrecer el hecho de que por una u otra razón tanto los estímulos como la percepción de los mismos puedan verse, en su aferentabilidad y eferentabilidad, modificados.

La ficción, pues, existe —sepamos o no de ella—, ya que casi siempre hay unas determinadas circunstancias mediante las cuales podemos significarla.

Aulo Pila







16/10/16

METEMPSICOSIS




REENCARNACIÓN Y METEMPSICOSIS

Conocemos por la reencarnación —de reencarnarse cuando algo que se ha dado en llamar inmaterial (el alma, el espíritu, la mente o quien sabe que), después de la muerte física —como no podría ser de otra forma— del cuerpo (del ser) que lo sustenta como soporte, tuviera nuevas existencias en otros soportes orgánicos (o, mejor, físicos, materiales).
Pues bien, esa reencarnación es muchas veces considerada en ciertas creencias como una pena o castigo a la que es sometida ese algo inmaterial, por el incumplimiento de suficientes conductas adecuadas, con que rehabilitarse (o, mejor, ultimarse) en otros materiales cuerpos y, otras veces como un cambiarse eternamente de casa al ir deteriorándose las previas.

Reencarnarse, persistir mediante la eternidad de un espíritu (o de su concepto evolutivo cognoscitivo al uso) que cambia de cuerpo soporte, es un deseo ancestral de humanos. Es una pretensión que a lo largo de la evolución del homo ha tenido explicaciones míticas, genéticas y cibernéticas.

Pero, yo no puedo defender la reencarnación referida en las creencias como la prolongación temporal de algo inmaterial en un soporte físico. A mi, que no concibo más que lo material, no me es adecuado albergar lo inmaterial, lo que carece de física.
No obstante, si puedo usar este deseo, viejo y nuevo, de humanos sobre la reencarnación. Así, nuestros procesos cerebrales superiores —nuestro conocimiento y nuestra sabiduría— si pueden tomar acomodo en otros órganos, cuerpos o soportes materiales y físicos que lo transporten por los tiempos y espacios —incluso eternamente si llegara a ser posible semejante concepto de perpetuidad.

Los genes son el equivalente material de la reencarnación que yo acepto desde el punto de vista científico. Así , el genla unidad mínima de función genética que puede heredarse— es lo que sustituye a lo inmaterial y se reencarna en cada procreación. Y son estas procreaciones las que transmiten los caracteres físicos de los individuos, generaciones tras generaciones —por tiempos conmensurables.
Es vedad que estos genes reencarnan caracteres físicos y algunos conocimientos/saberes que los distintos seres vivos van generando en sus concatenadas vidas, pero la biología no ha podido aún en este tipo de herencia hacer transmisble lo más excelente de algunos seres vivos —como en el caso de los homo: la mismidad.

Pues bien, esta mismidad es la que hay que tratar de conseguir que se haga heredable en el desarrollo humano a través de la tecnociencia —mediante la ingeniería genética y, mientras tanto eso llega, mediante la ingeniería informática.


Aulo Pila











KARMAGEN



          LA FÍSICA DEL KARMA

Karma es una voz sánscrita con la que algunas doctrinas religiosas y espiritistas se refieren a unos efectos producidos en el ser humano, derivados en lastre, por las conductas adecuadas o inadecuadas durante el operar pretérito en la actual propia vida o en el transcurso de otras en las que se haya existenciado. 

Se dice del Karma que es una energía o fuerza emanante —inmaterial e ilimitada— resultado de las acciones de las personas. Y es acción todo lo que el suprasistema nervioso aferenta y eferenta —esté nuestra conciencia en el grado de alerta que esté. 
Por ello aquí, además de las acciones experimentadas durante una conciencia alerta (eferencias para la acción u omisión) —a las que se refieren estas doctrinas—habría que añadir, para la controversia, las procedentes de acciones derivadas de una conciencia no suficientemente alerta (como, por ejemplo, en el caso de los sueños).

Con lo anterior, quiero considerar con respecto a la energía karmática dos asuntos: uno, la necesidad de una materialidad (ya que la acción, siempre derivada de la física de los procesos cerebrales, necesita de esta cualidad para su existencia) y otro,  el requisito de la duda escéptica sobre el libre albedrío de las acciones responsables del karma —aceptemos sus consecuencias, o no, y obedezca, o no, a una ley cósmica o de la naturaleza.  

Sirva aquí el inciso, adecuado para la comprensión de este artículo —y de otros— en el que vengo a manifestar que todo aquello que la humanidad conoce o cree a lo largo de sus millones de años de existencia es siempre físico y de explicación científica (haya esta última afinado sus herramientas probatorias o no para cada caso en el momento demandado). 
Así, el Karma tiene para mi una explicación física, científica, que es la genética y la epigenética que constituyen el ser uno mismo. Además la creencia de la reencarnación tiene su base física en este artículo que enlazo.


Por último, quiero manifestar aquí que es el antropocentrismo, en mayor o menor grado, existente en la mayoría del pensamiento humano, el que desestima el Karma para los demás animales por parte de estas doctrinas religiosas y espiritistas. Sin embargo, desde el punto de vista científico, fisicalista, de mi exposición no puedo hacer otra cosa que incluirlos mediante la idea de Karmagen y crear así la posibilidad de ampliar el concepto Karmático a otras formas de vida, animales (del homo u otros) o no.  


Aulo Pila





15/10/16

CÓMPLICES


SISTEMA NERVIOSO VERSUS SISTEMA SOCIAL

Cooperadores necesarios y cómplices propiamente dichos.


El suprasistema nervioso, esa esencial máquina de supervivencia integrada por el ordenamiento para aferentar y eferentar la existencia, tiene representantes de distintos tipos y jerarquías. Así, el lóbulo frontal —el prefrontal concretamente— interviene en la gobernanza mediante la acción ejecutiva gracias a las neuronas que son el primer rango entre sus células. 
Constituyen estas neuronas una aristocracia pragmática. Son los feudales de una gleba que tiene siervos. Señores que, evolucionados con sus súbditos, se han instalado a la cabeza de un pluralismo en el que, si bien se oye al conjunto, no todos tienen igual representación ni en la acción ni en la preejecución.  

De la misma manera, los colectivos humanos, aun eligiendo mediante sufragio universal a sus representantes para el gobierno, establecen una organización en la que todos sienten y se manifiestan —si así lo desean— pero no todos deciden.
En la configuración neuronal, la glía proporciona un armazón, una defensa y una operatividad desde el punto de vista plástico, inmunológico, endocrino y metabólico. Y es necesaria para el sistema por ser elemento para la unión (pegamento, γλοια) pero no es ejecutiva, desde el punto de vista de lo superior. Y en la colectividad humana — en la sociedad , los aristos, al igual que las neuronas, tiene su sostén —su glía— que está indicada para lo que lo está.

Hecha esta analogía, cabe aquí puntualizar que el suprasistema nervioso cuenta con unos elementos cómplices, con unos cooperadores necesarios y cómplices propiamente dichos —que unas veces son neuronas y otras glía— para el engaño racional o solo percepcional de la realidad (como las creencias, las paranoias, lo lúdico...y un largo etc). Y son cómplices de la colectividad humana tanto los ejecutivos como sus soportes (los religiosos, los políticos, los banqueros, los narcotraficantes y los lúdicos).
Todos somos conniventes en mayor o menor medida. Unos mentimos, otros ayudamos a mentir y otros distorsionamos el estímulo perceptivo para aparentar como real lo que es falso. 

La morfología y funcionalidad del organismo biológico (como la del suprasistema nervioso) extrapola su praxis estructurofuncional a otros colectivos —que también son biológicos. 


Aulo Pila








14/10/16

ESTIGMA




EL ESTIGMA ES UN MEME GEN

  
Es el estigma una marca o señal en nuestro ser (en la máquina de supervivencia que somos) o en el ambiente sobre el que actuamos y que nos influye. Es el ambiente social —el que nos entremete y sobre el que injerimos— un emplazamiento que al sufridor del estigma le incluye en una condición hacia la que los Otros generan connotaciones negativas reales o imaginarias; y en el caso de que no intervengan los Otros en esa inclusión (que es exclusión) es cuando se denomina autoestigma.
Esa marca es la reprobación estricta sobre alguna característica de nuestro existir que percibe los Otros y/o nosotros mismos como opuesta, contendiente, distinta o perjudicial para lo normal o para nuestra mismidad al no tener la consideración de natural.

Por otro lado, el estigma sobrepasa con mucho las menudas declaraciones de intenciones que con frecuencia se echan al aire para luchar contra él —unos propósitos que no suelen tener un calado ni general ni profundo en el estigmatizador memetizado; la fuerza condenatoria de la marca excede a los humanos actuales, como lo hizo con sus antecesores y —me atrevo a decir— lo hará con sus descendientes. Ya lo verán otros. Haré por explicarme.

R. Dawkins conceptuó el meme (un híbrido entre imitador y gen) como cualquier elemento perceptible y apto para la imitación, sea viejo o de reciente creación. El meme se mueve de un cerebro a otro utilizando cualquier estímulo informativo: escrito, auditivo, visual…, y genético. Y los memes los hay buenos y malos. Pues bien, el estigma constituye uno de estos memes —un meme malo, generalmente— que pasa de un cerebro a otro a través de los más variados medios, entre los que se incluyen los genes (que yo he denominado meme gen). 

Los humanos —aunque somos seres vivos con un aparentemente adecuado grado de reflexión y elección— tenemos una cognición que utiliza los memes como argamasa del conocimiento. Y solo una educación sabia con una adecuada acción epigenética nos desposeerá en el futuro de los memes negativos.
Y mientras eso llega, las personas con unas características de diversidad (mal llamadas anormales) no deben enarbolarlas en una lucha contra el estigma. Cierto es que todo avance de la humanidad supone el sacrificio de una parte de su colectivo, pero aquí un papel individual es como mucho neutro y ni en comunión más que imposible con el resto inclinaría el fiel de la balanza hacia el platillo de la desestigmatización. No obstante, en solitario, si se puede combatir el autoestigma real o imaginario.
Hay que aprovechar las posibilidades de integración que los Otros pongan al alcance de los diversos pero sin dar la cara más de lo necesario.

No hay que intentar cambiar el comportamiento humano en una dimensión de tiempo tan pequeña como la vida de las personas. Un mayor tiempo, un tiempo más físico y menos fugit, puede que de la oportunidad a otras personas con diversidad para no ser estigmatizados. Será difícil pero posible.

Aulo Pila



BIO Y SOCIAL



SOBRE EL GOBIERNO Y LA ADMINISTRACIÓN DE NUESTRA BIOLOGÍA Y NUESTRA SOCIEDAD
             
Nuestro organismo biológico gobierna y administra la vida de las unidades que lo componen. Es una entidad de células que se caracterizan por constituirse en gran cuantía y atesorar muy distintas cualidades. Una amplia población diversificada que, si bien tiene por fin último y común el vivir, no cuenta con una igual influencia en la toma de decisiones que hacen los gobiernos centrales y autonómicos que regentan su existir.

Así, el suprasistema nervioso dispone de centros que dan ordenes después de un análisis sosegado o diligente en relación a unas necesidades que la homeostasis demanda, en las que veces intervienen unos centros que ordenan respuestas semiautomatizadas y que permanecen a la expectativa como resultado de deliberaciones previas obedientes a razonamientos o a situaciones no razonables en ese momento — pero que han experienciado esas acciones como adecuadas— y ,por último, también intervienen aquellos centros neuronales que por un aprendizaje heredado sobre necesidades que se pierden en los tiempos han desarrollado comportamientos de respuesta automática ante determinados signos —estímulos— de alarma.

Somos los homo unos seres vivos animales, unos supersistemas neuronales, unos sistemas dinámicos, unos sistemas autopoiéticos, con aparatos y otros sistemas para su mantenimiento homeostático. Y es este supersistema una composición biológica, una máquina de supervivencia, destinada a una adecuada interacción con el medio ambiente, un ser vivo —animal y humano— que puede conducirse sabiamente por la vida. Y este supersistema usa para su gobierno y administración un método tecnocrático que —seleccionado por la mancomunidad de células, elementos orgánicos constituidos y otros sistemas derivados de la homeostasis— puede escuchar los estímulos mas adecuados para su mejor operar. Pero no existe una democratización del estimulo en su influencia sobre las decisiones superiores, aunque si se les tiene en cuenta, y se les evalúan y se les arrostra en aras de la mas adecuada función común.


El sistema social derivado de la convivencia interactuada de estos homo, también es un sistema dinámico, que precisa un gobierno y una administración tecnócrata, que dirija con fuerza pero sabiendo oír y modular las acciones ultimas e intermedias del conjunto para una adecuada, por equilibrada, función social.

Aulo Pila





13/10/16

INTENCIONALIDAD



INTENCIÓN: LA MÍNIMA PARTE DE UN PLAN

La intención es el propósito del operar. Y ello puede llevar en su aderezo deseo, pretensión, mira, designio, empeño, determinación, idea, pensamiento, fin, objetivo, meta u motivo. Y, lleve lo que lleve en su aliño, una cosa es básica y fundamental: la intención, lo es de un proyecto. Y sin ella la existencia humana no tiene una proyección; sin ella la existencia es un continuo operar, en parte automatizado y en parte improvisado —una espontaneidad fresca y flexible frente a la rigidez del plan.

Cierto es que tanto de uno como del otro modo del operar —improvisación o plan— el suprasistema nervioso obtiene acciones ventajosas, pero lo que más distingue a nuestra racionalidad es la planificación.
Así es que la intencionalidad de nuestro operar puede carecer de una premeditación que sustituya a la obligatoriedad del deber planificado por la intención, pero sin ésta los anclajes de nuestro existenciar son el equivalente a la aventura, a la navegación sin cartas y, lo que es más irracional, a un existenciar sujeto a las circunstancias del momento y no a momentos circunstanciados.
En el existenciar, los menos atrevidos esperamos la oportunidad mientras los más osados la provocan. Y cierto es también que el azar será un importante factor que nos irá conduciendo en esa existencia. Pero igual de cierto es que el azar intervendrá mas adecuadamente solo si significamos nuestras acciones —si estas son previamente intencionadas.
Sin acicate, sin motivación, sin un plan e incluso sin intención (considerando a esta como a la mínima parte de un plan), pueden pasar los minutos, las horas, los días, las semanas y los años resultando que la intencionalidad es muchas veces sustituida por un ateleología acaparante.

Y es que en el existenciar del homo hay un operar derivado de la homeostasis necesaria esencial —de las necesidades biológicamente primarias que no necesitan un plan racional— junto al operar de una homeostasis derivada de las obligaciones autoexigidas —la mayoría de las veces inmersas en el mundo subyugante del deseo— que nos pide una planificación racional que las más de las veces es indesligable de unas fuertes emociones. Pero lo mas adecuado es pensar que existen ambas necesidades. A mi no me resulta convincente que existan per se las necesidades primarias y que las secundarias sean creadas o despertadas por el deseo. Veo más propio la biológica existencia de las obligaciones que nos exigimos como parte diferencial de nuestros teleobjetivos genéticos neurocaracterísticos, siendo aquí donde hay que controlar lo más racionalmente que nos sea posible.

Aulo Pila