LOS CONTRARIOS, EL EQUILIBRIO Y LA CUERDA FLOJA
Ya en la antigua Grecia se consideraba el equilibrio y los contrarios. Hasta los dioses los había de una cosa y de su contraria.
Nos ha sido relatado que, en la sementera del conocimiento occidental, algunos filósofos consideraron la virtud como algo que estaba en el termino medio y ésto ha llevado (y lleva) a variados errores de interpretación. Por eso, yo - barbechada esa sementera - infiero que tal capacidad viene a situarse en el fulcro de la palanca que puede conseguir la estabilidad entre una potencia (la de las competencias humanas) y la resistencia (la de los problemas con que se encuentra el operar). Un equilibrio con una evidente demostración física.
Y es que contrarios y equilibrios constituyen una irrenunciable pareja para el buen conducirse en la existencia.
El suprasistema nervioso, al menos en el genero homo, tiene la posibilidad de unas cosas y de sus contrarias. Y esta habilidad, que se tiene en el momento mismo de la concepción, preexiste antes incluso de que los gametos se encuentren. Es una potencialidad estructuro - funcional que heredamos y que viene de lejos.
Además, a pesar de nacer con contrarios —ya patentes, ya potenciales— también heredamos un potencial equilibrio racional que, al derivarse de una neurogénesis y neuroplastia adecuadas en su circulo continuo de acción y desarrollo, hay que cultivar.
Luego, los contrarios los tenemos y el equilibrio —llámese virtud o la mejor adecuación medioambiental— hay que buscarlo en nuestro operar, viviendo con el saber que puede proporcionarnos el conocer.
Esto, equilibrar los contrarios, es algo que puede ser fácil o difícil según el material genético y circunstancial del que dispongamos. Pero la mayor dificultad de este duro promediarse está en lo que los equilibristas llaman "la cuerda floja". Se refiere ese estado de la soga a una transitoriedad preconstituyente de la futura barra del equilibrio que, mientras no obtiene una suficiente tensión entre sus extremos, exige al acróbata la obligatoriedad de una especial cautela. Después, esta maroma laxa se convertirá en un soporte que si bien tendrá una solidez extra no estará exento de unas opciones para el balanceo acomodaticio.
Aulo Pila