LA TECNOCIENCIO - CRACIA PROSOCIAL
Dentro del pluralismo tolerante de una aceptable vida comunitaria, existen unas posibilidades con probabilidades de gobernanza a las que habrá que pretender —aun cuándo suenen a posiciones de impureza democrática, si es que alguna vez hubo aquí pureza— por el hecho de ser convenientes por necesarias.
Así, la tecnociencio - cracia —un sistema que defendiera el influjo de lo tecnocientífico en el ejercicio del poder— debería ser, junto a otros criterios prosociales, el tándem a desarrollar para el complejo arte —destinado a ser ciencia, tecnociencia— de la convivencia.
Y es que los políticos de las ideas —los de las derechas, los de las izquierdas, y los del centro, que se autoemplean como fiel de los otros dos— intentan normalizar unas comunidades sobradas de rigidez o de flexibilidad para el grueso de los ineluctables sociales humanos.
Por ello, la carta magna de una sociedad debería estar fundamentada mediante unas reseñas articulares redactadas sobre una base material de esencia prosocial, entendiendo por prosocial toda conducta que es positiva —acción o intención diestra que no es dañina—, que no incomoda la homeostasis/homeorresis y que favorece también al Otro con independencia del propio beneficio (no necesariamente altruista ni filantrópica).
Esta carta magna debería ser escrita y argumentada por tecno - científicos sabios.
Aulo Pila