20/12/16

LENGUAJE BIOFÍSICO



SOBRE LA NECESIDAD DE UN NUEVO LENGUAJE PARA LA COMUNICACIÓN HUMANA

El ejemplo a seguir para casi todo está casi siempre en la naturaleza en lo que respecta a los seres vivos animales humanos. También en ella se pueden encontrar los dechados a seguir para un excelente lenguaje, como sistema léxico de comunicación emisor/receptor. El lenguaje de la biología y de la física, de la biofísica, es el idóneo para una más correcta relación. 
No obstante existen otros lenguajes que, aunque pueden resultar muy válidos, no son tan aptos como el biofísico —que yo observo muy satisfactorio—. Y es aquí donde quiero poner por ejemplo que yo no necesito aprender ingles para nunca poder darle un mejor sentido a mis pensamientos como ya se lo intento dar en castellano (u otros lo intentan en la lengua materna que tengan). De la misma manera una lengua no biofísica jamás podrá darle el mejor de los sentidos a mis reflexiones —salvo en la transitoriedad de la especulación.

Saber hablar otras lenguas, además de la materna , no es bueno —o, al menos, no lo es tanto—. Cierto es que en estos días nuestros se le recomienda a todo el mundo que aprenda un segundo idioma, el inglés generalmente —en nuestra parcela castellano parlante—. Se aconseja que lo cursen los infantes en una enseñanza bilingüe, que lo hablen jóvenes —y no tan jóvenes— para tener mayor o alguna posibilidad de éxito laboral, e, incluso, se insinúa que a los viejos nos vendría tan bien como una buena gimnasia para esa neurogénesis/neuroplastia de mantenimiento que el cerebro mayor necesita.

Y algo de esto ya ocurrió, aunque con menos globalización, con el latín. Hubo una época en que el latín era la herramienta culta del lenguaje. Y las gentes expresaron sus pensamientos en un latín, desde la forma más culta a la menos vulgar
También sirven —y sirvieron— estas lenguas, el latín y el inglés, para combatir el efecto Torre de Babel debido a la diversidad. Sin embargo no se ha puesto un interés suficiente en el desarrollo del esperanto u otra.

Lo cierto es que las lenguas, las referidas y otras, nacen y se desarrollan deficientes (basadas en creencias, mitos, memes y vulgaridades) y por ello limitadas para la comunicación humana superior. Sólo una lengua basada en la naturaleza, en la física y la biología —y supervisada tecnocientíficamente— tendría un desarrollo mejor para la comunicación. Pero no ha habido quien se ponga a ello de una forma global.

El lenguaje, oral y escrito al uso, está evolutivamente obsoleto, desfasado, empequeñecido por la creciente necesidad humana de una comunicación mas tecnocientífica y sapiencial. Y no digamos del lenguaje que no sea el materno. En este último, en ingles por ejemplo, podremos los castellano parlantes cotidianos pedir un café, mantener una charla corriente e incluso hacer una declaración de intenciones pero siempre distará mucho de poder reflejar la esencia de nuestro pensar.

Defino como biofísico, como lenguaje biofísico, aquel que en su constitución y en su comunicación se estructure sobre la base física de la vida y en concreto sobre la base de la neurobiofísica que sostiene nuestra neurología y nuestra neurofilosofía (aunque en ésta pueda existir, transeuntemente, un lenguaje válido no biofísico). Y es la biofísica, la neurobiofísica, el estudio de los fenómenos vitales —de los fenómenos neurológicos—  mediante los principios y métodos de la física. 


Aulo Pila



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